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Foto del escritorRocío Martínez Muñoz

Comer despacio, con conciencia.

Aprender a comer despacio es una de las pautas que más contribuye a la reducción de peso.

Existen pruebas de que comer rápido hace que comamos más de la cuenta. Para explicarlo de un modo muy simple: para parar de comer nuestro cerebro tiene que decirnos que paremos de comer. El cerebro tiene que darse cuenta de que el estómago está lleno para avisarnos de que dejemos de comer. Desde que se llena el estómago hasta que el cerebro recibe esta información pasa un tiempo: unos 20 minutos. Si te habitúas a comer despacio, consumirás menos comida de la que consumes cuando comes rápido. Además, comer rápido puede hacer que la absorción del alimento y otros procesos fisiológicos no se lleven a cabo adecuadamente.

Algunas pautas que pueden ayudar a comer más despacio:


Introducir una pequeña cantidad de alimento en la boca, dejar los cubiertos en la mesa, masticar despacio y tragar el alimento antes de coger de nuevo más comida para volver a comer. Soltar el cubierto será una señal para masticar más despacio.


Disminuir la cantidad de alimento por bocado empleando cubiertos más pequeños o cortando la comida en trozos más pequeños.


Establecer una meta de tiempo. Esta semana proponte emplear como objetivo tardar cinco minutos más de lo que habitualmente empleas. Si lo logras la semana que viene, aumenta otros cinco minutos, y así hasta que logres el tiempo adecuado. Todo debe ser gradual y permanente.

Pon en práctica (se cambia cambiando) estas recomendaciones, por lo menos en una de tus comidas diarias, por ejemplo, en aquella en la que te sientas más relajado, con más tiempo. Poco a poco, irás generalizando al resto de las comidas. No te sientas mal si se te olvida soltar el cubierto o si terminas demasiado lleno al terminar de comer, con amabilidad sigue practicando hasta que poco a poco vayas integrando este hábito en tu día a día.


Comer despacio proporciona mayor satisfacción a la boca , nos ayuda a obtener más nutrientes (en la saliva hay enzimas que descomponen los alimentos; ello sólo ocurre si masticamos despacio) y damos tiempo a que la comida llegue al intestino delgado y desencadene la señal “ya estoy lleno”

Objetivo: enlentecer el ritmo y aumentar el espacio de decisión y conciencia acerca de si necesito seguir comiendo o ya estoy bien y no necesito más Te guiarás por tus sensaciones internas y no tanto por las señales externas como dejar vacío el plato, seguir comiendo de la fuente que está en la mesa,...

Un camino que merece la pena recorrer


Rocío Martínez Muñoz Psicóloga, experta en Nutrición y en Alimentación Consciente.


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